Pensar en género la ruralidad. Una etnografía sobre construcción de masculinidades en un contexto rural

Conyugalidad, paternidad y decisiones reproductivas

  • Elección de pareja- inicio de una “economía adulta”: Dejar el andar juvenil
  • Proveeduría exclusiva: modelo moderno-industrial (siglo XX): Incidencia políticas gubernamentales de familia y población. No deja de ser un ideal representacional
  • El género como una ficción discursiva con grandes efectos materiales
  • Desvanecimiento del “Páter Familias”
  • Conclusiones: Cambios más en la esfera de la parentalidad que de la conyugalidad, planificación familiar, cambios en la visión de la “progenie”, control de las decisiones en manos de “varones”.

Estatus masculino y división sexual/familiar del trabajo

  • No solo hay que “engendrar hijos” sino que es necesario insertarlos en los “códigos de la masculinidad cabal”
  • Ideal de “tener una parejita”: Transmisión intergeneracional prestigio masculino como parte del proceso de edificación progresiva de la división sexual del trabajo
  • Control de la sexualidad, corporalidad y movilidad de las mujeres e incorporación de ellas en lugares económicos subordinados a nivel familiar y social, directamente relacionada con el otorgamiento de un estatus superior a los varones de su grupo en estas mismas esferas.
  • No hay cuestionamiento de a atribución exclusiva de las labores domésticas a las mujeres]
  • Transmisión de un legado: socialización en el trabajo “fuera de la casa”. Se crean espacios segmentados de trabajo, que no son cuestionados por lo que pasa en la realidad; aun cuando las mujeres participen del “trabajo material o al sol” este nunca deja de ser pensado como un “trabajo masculino”
  • Habladurías y desgaste físico frente al “desempeño laboral” de las mujeres como forma de control- segmentación.
  • Distanciamiento de las mujeres de su inclusión subordinada a los espacios laborales de “los varones”: defensa de la proveeduría “masculina” exclusiva o central.
  • “[…] en el lenguaje del cuerpo, en sus fantasmas, se lleva acabo plenamente una de las funciones del pensamiento que no consiste solamente en explicar, sino también en convencer. Y cuando el lenguaje sobre el cuerpo se convierte (en un lenguaje del cuerpo ya no queda qué decir sobre la sociedad y el universo” (Comas D’Argemir 1995: 46).
  • Pervivencias en los cambios generacionales. Permanencia de obstáculos en la movilidad física y social de las mujeres en el discurso de la educación
  • La educación como único proyecto de movilidad “posible” para las mujeres. [Madres como principales promotoras de la educación de sus hijas]
  • Cambios generacionales en el discurso frente al embarazo. Antes era recalcado como “deshonra” para la joven, según los relatos de la primera generación y del grupo generacional que le antecede, es presentado ahora como un obstáculo para la continuidad de un proyecto escolar en las mujeres jóvenes.

 

“Es que mi trabajo es a la sombra”. Vinculación laboral remunerada y proyectos de movilidad masculina

  • En los relatos de inicio de la vida laboral remunerada no hay mucha diferencia entre la generación antecedente y la primera generación. La mayor parte de las diferencias se dan al momento de la asunción de la paternidad en la primera generación.
  • En el caso del segundo grupo generacional, la educación -entre otros factores-, se presenta como un elemento dinamizador de las trayectorias socioeconómicas respecto a la generación antecesora, o al menos de las expectativas frente a sus trayectorias.
  • En la generación antecedente, el sufrimiento se convierte en un espacio de afirmación identitaria, y por ende, de exaltación de la dignidad individual y social expresada en una “capacidad de aguante” que les ubica por encima de su “posición objetiva” -frente a la que expresan inconformidad. Hacer de la necesidad virtud.
  • Proyectos de la segunda generación contrastan con el lugar de enunciación de varios hombres mayores, quienes daban gran valor a la capacidad “de aguante” [frente al “sufrimiento”], que al ser indispensable para su subsistencia en condiciones adversas es convertida en un elemento central de su identidad masculina-campesina-cristiana.

 

Movilización armada y “abandono” de la “esclavitud” rural

  • Aunque el trabajo militar diste de ser el deseado escenario “a la sombra” reivindicado por muchos de los entrevistados de la última generación, se presenta como un ámbito de ruptura laboral frente a la familia de origen, encarnando un desplazamiento frente a ésta: “es duro”, “es difícil”, pero “es diferente”.
  • No es una decisión económica: En la vinculación militar confluyen móviles económicos con otros de carácter político, ético y social. “ser un guerrero” no significa únicamente empuñar las armas para obtener una buena remuneración, sino obtener réditos simbólicos que se asocian a este campo, que requieren de ciertos valores y capacidades que han sido incorporadas o ganadas por algunos sujetos en sus procesos de socialización.
  • Pierre Bourdieu: “(…) el poder económico logra su mayor efectividad en la medida en que puede legitimarse como poder simbólico, es decir, en tanto que sea falsamente reconocido” (Chihu Amparán 1998).
  • Juan Manuel Castellanos: Análisis de socialización juvenil y mercado de la violencia en Colombia. Generación socializada en la última década del siglo XX y la primera del siglo XXI.
  • A cada estado del conflicto le corresponde un mercado de violencia/guerra que moviliza y produce un valor particular, a partir del que se generan ciertos intereses y orientaciones para cada fracción de clase, en términos de las oportunidades de vida de sus miembros y las oposiciones potenciales entre ellas
  • “Estos hombres crecieron durante un momento “culminante” para el desarrollo del mercado ilegal de la guerra en Colombia (aumento de bandas delincuenciales y carteles), con un incremento, en iguales proporciones, de los grupos armados legales destinados a su control y persecución. Es así como “El conflicto armado generó (…) alrededor de trescientos mil puestos de trabajo legales e ilegales, siendo el mercado legal el principal (80% y 90%)”
  • Estos cambios cuantitativos y cualitativos en el pie de fuerza legal han redundado en el desarrollo de campañas más extensas en el territorio y el tiempo, a través de las que “su causa” ha adquirido un mayor despliegue geográfico (Ibíd. 130).
  • Condiciones socioeconómicas y políticas generan una vinculación afectiva de la población con la guerra: Tasas de desempleo juvenil; “Falsas promesas” (el trabajo y no solo el estudio constituyen un mecanismo de movilidad socioeconómica); el sujeto bélico se alimenta del sujeto “emprendedor” neoliberal; existencia de cualidades capitalizables en el contexto bélico.

Sexualidad juvenil y relaciones intergenéricas

  • Cambios en las formas, acceso a tecnologías y posibilidades de relacionamiento entre “pares” generacionales.
  • Relatos plantean continuidades respecto a las representaciones en torno a la sexualidad femenina y masculina de la generación anterior
  • Jóvenes enfrentan una falta de opciones en cuanto a sus posibilidades sexuales, construidas en el marco de un proceso de establecimiento de límites y restricciones psicosociales, derivadas directamente de “(…) una comprensión médica (medicalizada) de la salud reproductiva y la sexualidad, que inicia a los jóvenes en explicaciones biologicistas y "naturalistas" de sus impulsos, necesidades, satisfacciones, etc. (2003: 153)”.
  • Desde este enfoque, muchas de las que parecerían rupturas frente a un orden desigual de género, finalmente llegan a “(…) la mantención de la necesidad biológica masculina”.
  • Aún con los desplazamientos generados por los cambios en los esquemas de iniciación y disfrute sexual masculino [menor uso de servicios de prostitución en su “iniciación sexual”, por ejemplo], la sexualidad de las mujeres sigue siendo moldeada desde el deseo sexual de los varones.
  • El engaño es una de las representaciones más frecuentes en torno al relacionamiento erótico-afectivo entre jóvenes, partiendo del ya analizado orden sexual y de género dual: Las jóvenes son “engañadas” por sus novios al momento de iniciar una vida sexual con ellos, en tanto que se espera que se resistan a esta situación, estableciendo los controles que sean posibles para evitarla. El embarazo se asume entonces como la evidencia social del “engaño”.

 

  • Introducción
  • Objetivo: Responder al interrogante ¿Por qué es importante socializar este tema?
  • Recursos y Métodos: Responder a los interrogantes ¿Qué se ha hecho acerca del tema? ¿Cómo se ha hecho?
  • Dificultades presentadas si las hubiera.
  • Resultados: Responder al interrogante ¿Cómo lo que se ha hecho ha contribuido a transformar la situación de las mujeres
  • Conclusiones: Responder al interrogante: ¿Qué recomendaciones se podrían hacer? ¿Cómo superar las dificultades presentadas?